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Las labores agrícolas de nuestro olivar, se extienden a lo largo de todo el año con la poda, el abonado, los tratamientos ecológicos… respetando el equilibrio natural del ecosistema para lograr mantener un olivar sano y productivo.
En sí, la poda del olivo es todo un arte, favoreciendo la renovación progresiva de ramas y mantenido eternamente jóvenes nuestros olivos, bien ventilados y con el máximo volumen soportable, facilitando así mismo las labores de recolección con maquinaria agrícola.
La emisión de varetas o pestugas y chupones es algo habitual en olivos centenarios. Estas varetas consumen los recursos destinados a la parte productiva del olivar, por lo que son eliminados de forma manual, sin el uso de herbicidas. Los restos obtenidos tras la poda del olivar, son triturados, aportando de nuevo esta materia orgánica al suelo, evitando la expansión de plagas como el barrenillo por nuestro olivar.
El abonado de nuestros olivos nos permite mantener un adecuado nivel nutricional del suelo, reponiendo los nutrientes extruidos por el olivo. En Tierra de Renacimiento realizamos nuestro abonado con la aportación de una capa de cobertura de estiércol natural (De vaca, gallina, etc.) que aporta los nutrientes deficitarios.
Es importante mantener bajo control las diferentes poblaciones de insectos que conviven en nuestros olivares, para lo cual llevamos a cabo la inserción de insectos depredadores capaces de controlar la plaga manteniendo el equilibrio del ecosistema.
Eliminación de malas hierbas: aunque nos sentimos orgullosos de la cubierta vegetal con la que cuentan nuestros olivares, también surgen malas hierbas, las cuales compiten con el olivo por los recursos hídricos y minerales, siendo necesario su control. (¿Glifosato lo usa?)
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